Para saber qué pensaban los intelectuales de Rosas basta leer algunos de sus escritos. Por ejemplo:
“Concluyó mi aprendizaje de la escuela por una de aquellas injusticias tan frecuentes, de que me he guardado yo cuando me he hallado en circunstancias análogas. Don Bernardino Rivadavia, aquel cultivador de tan mala mano, y cuyas bien escogidas plantas debían ser pisoteadas por los caballos de Quiroga, López, Rosas y todos los jefes de la reacción bárbara…”
(Domingo Faustino Sarmiento, Recuerdos de provincia fragmento tomado de Colegio Nacional de Buenos Aires (1995) Manrique Zago Ediciones, p. 30)
(Al escribir este fragmento, Sarmiento se lamentaba de no haber salido favorecido en el sorteo para continuar sus estudios secundarios en el Colegio de Ciencias Morales. Este mismo fue justamente, clausurado por presión de Juan Manuel de Rosas, en ese momento gobernador de la provincia de Buenos Aires y su único líder de facto).
“Facundo, provinciano, bárbaro, valiente, audaz, fue reemplazado por Rosas, hijo de la culta Buenos Aires, sin serlo él; por Rosas, falso, corazón helado, espíritu calculador, que hace el mal sin pasión, y organiza lentamente el despotismo con toda la inteligencia de un Maquiavelo. Tirano sin rival hoy en la tierra, ¿por qué sus enemigos quieren disputarle el título de Grande que le prodigan sus cortesanos? Sí; grande y muy grande es, para gloria y vergüenza de su patria, porque si ha encontrado millares de seres degradados que se unzan a su carro para arrastrarlo por encima de cadáveres, también se hallan a millares las almas generosas que, en quince años de lid sangrienta, no han desesperado de vencer al monstruo que nos propone el enigma de la organización política de la República.”
Domingo F. Sarmiento (http://bibliotecadigital.educ.ar/uploads/contents/DomingoF.Sarmiento-Facundo0.pdf)
“A Rosas. El 25 de mayo
de 1843 (fragmentos).
¡Ah, Rosas! Nada hiciste por el eterno y santo
Sublime juramento que Mayo pronunció;
Por eso vilipendias y lo abominas tanto,
Y hasta en sus tiernos hijos tu maldición cayó!
Cuando de bayonetas se despeñó un torrente
Bordando de victorias el mundo de Colón,
Salvaje, tú dormías tranquilo solamente
Sin entreabrir tus ojos al trueno del cañón.
Y cuando tus hermanos al pie del Chimborazo
Sus altaneras sienes vestían de laurel,
Al viento la melena, jugando con tu lazo,
Por la desierta pampa llevabas tu corcel.
¡Ah! Nada te debemos los argentinos, nada,
Sino miseria, sangre, desolación sin fin;
Jamás en las batallas se divisó tu espada,
Pero mostraste pronto la daga de Caín!
Cuando a tu patria viste debilitado el brazo,
Dejaste satisfecho la sombra del ombú,
Y, al viento la melena, jugando con tu lazo,
Las hordas sublevaste, salvajes como tú.
Y tu primer proeza, tu primitivo fallo
Fue abrir con tu cuchillo su virgen corazón,
Y atar ante tus hordas al pie de tu caballo
Sus códigos, sus palmas y el rico pabellón.
(...)
¡Ah, Rosas! Nada hiciste por el eterno y santo
Sublime juramento que Mayo pronunció;
Por eso vilipendias y lo abominas tanto,
Y hasta en sus tiernos hijos tu maldición cayó!
Cuando de bayonetas se despeñó un torrente
Bordando de victorias el mundo de Colón,
Salvaje, tú dormías tranquilo solamente
Sin entreabrir tus ojos al trueno del cañón.
Y cuando tus hermanos al pie del Chimborazo
Sus altaneras sienes vestían de laurel,
Al viento la melena, jugando con tu lazo,
Por la desierta pampa llevabas tu corcel.
¡Ah! Nada te debemos los argentinos, nada,
Sino miseria, sangre, desolación sin fin;
Jamás en las batallas se divisó tu espada,
Pero mostraste pronto la daga de Caín!
Cuando a tu patria viste debilitado el brazo,
Dejaste satisfecho la sombra del ombú,
Y, al viento la melena, jugando con tu lazo,
Las hordas sublevaste, salvajes como tú.
Y tu primer proeza, tu primitivo fallo
Fue abrir con tu cuchillo su virgen corazón,
Y atar ante tus hordas al pie de tu caballo
Sus códigos, sus palmas y el rico pabellón.
(...)
Sí, Rosas, te maldigo! Jamás dentro mis venas
La hiel de la venganza mis horas agitó;
Como hombre te perdono mi cárcel y cadenas,
Pero como argentino las de mi patria, no.
Por ti esa Buenos Aires que alzaba y oprimía
Sobre su espalda un mundo, bajo su pie un león,
Hoy, débil y postrada, no puede en su agonía
Ni domeñar siquiera tu bárbara ambición.”
La hiel de la venganza mis horas agitó;
Como hombre te perdono mi cárcel y cadenas,
Pero como argentino las de mi patria, no.
Por ti esa Buenos Aires que alzaba y oprimía
Sobre su espalda un mundo, bajo su pie un león,
Hoy, débil y postrada, no puede en su agonía
Ni domeñar siquiera tu bárbara ambición.”
(José Mármol.1922. Poesías escogidas, edición crítica dirigida por
Calixto Oyuela.)
Valparaíso, Mayo 30 de 1852.
Señor General:
Los argentinos de todas partes, aun los más humildes y desconocidos, somos deudores a V. E. del homenaje de nuestra perpetua gratitud por la heroicidad sin ejemplo con que ha sabido restablecer la libertad de la patria, anonadada por tantos años. En cortos meses ha realizado V. E. lo que en muchos años han intentado en vano los primeros poderes de Europa, y un partido poderoso de la República Argentina. Quien tal prodigio ha conseguido ¿por qué no sería capaz de darnos otro resultado, igualmente portentoso, que en vano persigue hace cuarenta años nuestro país? Abrigo la persuasión de que la inmensa gloria esa gloria que a nadie pertenece hasta aquí de dar una Constitución duradera a la República, está reservada a la estrella feliz que guía los pasos de V. E. Con este convencimiento he consagrado muchas noches a la redacción del libro sobre «Bases» de organización política para nuestro país, libro que tengo el honor de someter al excelente buen sentido de V. E. En él no hay nada mío sino el trabajo de expresar débilmente lo que pertenece al buen sentido general de esta época y a la experiencia de nuestra patria. Deseo ver unida la gloria de V. E. a la obra de la Constitución del país; mas, para que ambas se apoyen mutuamente, es menester que la Constitución repose sobre bases poderosas.”
Juan Bautista Alberdi.(http://www.hacer.org/pdf/Bases.pdf)
(Del mismo autor tampoco se puede obviar “El gigante Amapolas”, una obra satírica sobre Rosas y los Caudillos de la guerra civil).
“La sociedad argentina estaba [a 1837] dividida en dos facciones irreconciliables por sus tendencias y sus odios. La federal, vencedora, que se apoyaba en las masas populares y era la expresión genuina de sus instintos semibárbaros, y la unitaria, vencida, en el destierro, con buenas tendencias, pero que había fundado escuelas sin bases locales de criterio socialista y algo antipática por sus arranques soberbios de exclusivismo y supremacía.”
(Esteban Echeverría. 1946. Dogma Socialista de la Asociación de Mayo, precedido de una ojeada retrospectiva sobre el movimiento intelectual en el Plata desde el año 1837. http://trapalanda.bn.gov.ar/jspui/bitstream/123456789/2810/1/008235.pdf)
Todos los autores recién citados, pertenecían a la llamada Generación del ‘37, un movimiento intelectual, que propugnaba el abandono de los modos meramente monárquicos heredados de la colonia española y la instalación de una democracia que garantizara los derechos de los ciudadanos. Estas ideas fueron transmitidas mediante sus obras literarias, influenciadas por el Romanticismo inglés y francés.
Eran jóvenes intelectuales hijos de comerciantes (de la burguesía), criollos con acceso a la educación universitaria y favorecidos por las reformas universitarias llevadas a cabo por Rivadavia, aunque muchos de ellos perfeccionaron sus estudios en las mejores universidades de Europa.
Muchos de sus miembros fueron exalumnos del Colegio de Ciencias Morales (el actual Colegio Nacional de Buenos Aires), formado por Bernardino Rivadavia durante su presidencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata (colegio que, como ya se dijo antes, fue arancelado por Juan Manuel de Rosas en 1836).
Estaban educados en otra concepción de lo tradicional y lo clásico, formados espiritual y científicamente por la enseñanza universitaria o superior, influidos por las ideas liberales e imbuidos del concepto de progreso constante, muy propio del siglo XIX.
Pero lo más los influenció fue el Romanticismo, que les hizo ver que las instituciones y los logros políticos, sociales y económicos eran siempre graduales, producto tanto de la evolución y educación constante, espontánea y dirigida, como de la revolución. Les inculcó además, el concepto de nacionalidad, con las naturales semejanzas entre todos los hombres, por ser todos obra de un mismo Creador.
También eran liberales y progresistas, y endiosaban al pasado que iba desde mayo de 1810 hasta tiempos cercanos. Querían que toda la realidad, a la que conocían mejor que los viejos unitarios, aunque menos que los federales prácticos, se ajustara a esquemas rígidos y preconcebidos. (http://www.monografias.com/trabajos60/generacion-del-37/generacion-del-372.shtml#ixzz4Ifi91M00)
En un principio, consideraban a Rosas un producto de la evolución nacional o americana, algo propio del nuevo medio en formación, una etapa ineludible y necesaria para alcanzar realidades mejores.
En 1837 formaron el Salón literario, lugar en el que se intercambiaban sus ideas. Sus tertulias se orientaban inicialmente a discutir sobre literatura, arte y moda, influidos por el auge del romanticismo en Europa. Secundariamente también discutían sobre cultura y política.
Marcos Sastre fue el principal gestor de estas reuniones en las que la burguesía buscaba canales para expresar su preocupación por el destino del país.
Con el paso del tiempo, los jóvenes del Salón Literario cambiaron de inclinación política, en parte por sus ideas liberales, que contrastaron cada vez más con las situaciones y hechos violentos que veían y que no toleraban. Seleccionaron momentos del pasado, dividiéndolos en aceptables y no aceptables; la Revolución de Mayo la tomaron como aceptable, y descubrieron aquello que, por no cumplido hasta entonces, apuntaba como promesa y programa de acción. Consideraron no aceptable el absolutismo español, y lo vieron proyectado en Rosas, prolongado en odios, luchas, descuido del pueblo y de los intereses de la patria. Esto los hizo apartarse del unitarismo, pero más aún del federalismo.
Sus charlas del Salón Literario fueron tomando cada vez más como temas centrales la cultura y la política.
Tuvieron que disolver las reuniones del Salón literario luego de seis meses de su creación debido a reiterados llamados de atención de portavoces del gobierno.
Ante la persecución gubernamental, los románticos argentinos buscaron otros destinos para desarrollar su ideario. Así, Gutiérrez, Alberdi y Echeverría se dirigieron a Montevideo, Sarmiento, a Santiago de Chile, apresado debido a sus constantes ataques al gobierno federal en su diario El Zonda, Marcos Sastre huyó a Santa Fe y luego a Entre Ríos tras recibir una visita a su escuela de miembros de la Mazorca. Así, las ideas fueron diseminándose por todo el territorio, de la mano de sus líderes y de los discípulos de estos que una vez imbuidos del mismo espíritu, lo conducían hacia otros puntos de la patria.
El 8 de julio de 1838, Esteban Echeverría creó una sociedad secreta, de carácter político, llamada La Joven Argentina y conocida tradicionalmente como Asociación de Mayo. Más tarde surgiría el Dogma Socialista. La vigilancia de Rosas impedía actuar a la asociación, debiendo emigrar la mayoría de sus integrantes. Desde el exilio, crearon filiales en el Interior, como el caso de Tucumán, de actuación decidida contra la dictadura. Cuando Rosas se enteró que los exiliados organizaban en el exterior grupos de resistencia, ordenó a la policía y a la mazorca la vigilancia estricta de los bajos del río, lugar donde los fugitivos solían embarcar en forma clandestina.
El 3 de febrero de 1852, el Ejército Grande al mando de Urquiza vence al de Rosas en la Batalla de Caseros. Este último abandonó el campo de batalla y se dirigió a la ciudad, donde redactó su renuncia. Fue en este año en el que Sarmiento escribe “Campaña en el ejército grande” o que Alberdi redacta la “Bases”, cuyo fragmento se leyó más arriba. De hecho, muchas de las obras de estos románticos tuvieron una crucial importancia en el período conocido
No hay comentarios.:
Publicar un comentario